Era lunes, si, anteayer. El primer día de la última semana del trimestre. Sabiendo que me espera una semana igual o peor de complicada como las anteriores 3, intento ponerle onda.
Son como las 7 y media. Estaba con mis amigas, intentando estudiar para el otro día, que teníamos que dar una clase, la maldita clase de Historia para la que no nos juntamos antes. De pelotudas no más.
El viejo salvador de la dueña de casa, yo, llega con la información más resumida y mejor “estudiable” para momentos de urgencia.
Estábamos ahí, estudiando, mi Pá nos leía algo de Colón cuando en un momento, me dice, así como si nada…
-¿Viste que se murió Jack?-
-Es un chiste, ¿No?-
-No en serio… parece que comió algo que le hizo mal estómago y lo encontraron muerto.
Me tape la cara con las manos y empecé a reírme, si, así de mal estoy. Dos segundos despues me saltaron las lágrimas. Respire, teníamos que concentraros en el trabajo para el día siguiente.
-Sos un tarado Pá, no me lo deberías haber dicho ahora.-
-Perdón.- Y las chicas que decían “No te pongas mal”.
Se murió Jack. El perro ese que me despertaba a media noche en la casa de la abuela a lengüetazos en la cara porque tenía miedo de los truenos. Ese que se caga todo cuando hay fuegos artificiales y al que cuando bañamos se sacude y nos salpica el agua por todas partes. Ese perro que cuando me voy me mira con cara de triste, esa misma cara que tienen todos los perros que tienen ojos así.
No puedo hablar de él en tiempo pasado. Me siento mal.
Pensar que nunca me mordió, ni me lastimo, al menos que yo me acuerde. Ni nada, siempre le gusto que todos le acariciemos la cabeza. El perro fotogénico, como le decia la abuela.
No fue hasta el día siguiente, en el colectivo con Soolci, que me puse a llorar, y despues en casa, peor. Ponerse tan mal por un perro. Alguno pensara que es una pelotudes, pero a mí me dolió. Porque era Jack, era JACK!.
Asi que, hoy le rindo homenaje a él, al perro de la casa de la abuela.
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